Mar Gimenez | venta de arte
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Vínculo y fotografía

Desde pequeña tuve un especial vínculo con la fotografía. En casa había un armario con cajas y álbumes fotográficos. Detenerme en ellos me invitaba a viajar e imaginar. La mayoría,  para mí,  eran retratos de personas desconocidas. Me provocaban cierto misterio. Durante esos años el silencio era habitual entre familias y no se sabía mucho sobre los sucesos o  familiares.

Cuando de adolescente tuve la posibilidad de obtener una cámara fotográfica se despertó en mí la pasión y el disfrute de hacer fotos. El vínculo de la fotografía se entretejía con el vínculo de las personas que retrataba.

Fui creciendo con la cámara, usándola en entornos íntimos. Admiraba la fotografía de calle, incluso veía muchas imágenes en mis pasos por la ciudad pero me violentaba disparar, sentía cierta vergüenza al  hacer uso de ella en los espacios públicos.

Comencé a crear un lenguaje propio, recortes de emociones. Disparaba fotos desde el silencio.

La fotografía acompañaba la pintura, ambas eran igual de importantes. Trabajaba con las dos de manera natural. Ellas vinculadas a mi vida o mi vida vinculadas a ellas.

En esos momentos, en la pintura el color era tema de exploración mientras que en la fotografía hacía uso del blanco y negro. Éste matiz, entre gradaciones de grises,  se alejaba de la percepción inmediata del entorno y ayudaba a transmitir otros caracteres de la persona retratada. A ello se sumaba el trabajo que se realizaba en el laboratorio fotográfico el cual aportaba también a la construcción del lenguaje. Todo era un espacio de experimentación e intriga por descubrir. El jugar con la luz me fue permitiendo entrar en un campo de expresión cercano al onírico. Se entretejía un juego de realidades y ficciones que ampliaba la expresión. Un visionario de referentes fílmicos impregnados en nuestras retinas. Pasaron unos cuantos años hasta que integré el color en la fotografía, pero eso es ya otro tema.

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Exposición “Devenir Jardinerx Planetarix”

 

 

La Antropóloga Natasha Prévost creó en el 2013 el proyecto “La hacienda de los posibles”. El  objetivo que presenta es implementar la rehabilitación integral de un patrimonio, el Cortijo-hacienda Jesús del Valle situado de Granada,  con fines de transformación social y acercamiento a la tierra.

Hace un año comencé a colaborar con ella en un artículo para la revista portuguesa Porca Tierra. Había escrito un ensayo, Volviendo a nuestros sentidos: Devenir jardinerx  planetarix, y me pidió que lo ilustrara. El texto, vinculado a su proyecto, era de contenido político-social. En él se exploraba los diferentes significados asociados a las prácticas agrícolas y más específicamente a sus practicantes. Cuestionaba el monocultivo agroindustrial  de la fresa en Huelva y las condiciones de trabajo de las mujeres migrantes. Me dejé envolver por el contenido y la carga poética que presentaban los textos e hice dos series de ilustraciones Seres Semillas y Líquenes.

Natasha quedó contenta con el trabajo y, dado su gusto y conocimientos de arte, me propuso ampliar el formato del ensayo. Dar voz a través de una propuesta artística. Y es así cómo nació la exposición Devenir jardinerx planetarix que se está presentando en el Espacio Lavadero.

En la exposición participamos diferentes artistas con distintas disciplinas plásticas, performativas y de diseño. Se suman al proyecto Viki Gómez artista multidisciplinar, Chalo Moca ilustrador-muralista, Sabina Pérez, Dalia Sierra coreógrafas-bailarinas y Mar Martínez, Marta Torres diseñadoras gráficas.

El hilo conductor en el recorrido expositivo son fragmentos del ensayo caligrafiados manualmente con diferentes tipos de papeles reciclados, que se van integrando con las ilustraciones y piezas de arte.

Os describo las aportaciones que he realizado para la exposición:

Las ilustraciones de los Seres semillas son metáforas de los jardinerxs planetarixs. Están realizados con tinta sobre papel Guarro de 300 gr en formato A4. Son seres orgánicos.  Fluidos, ligeros y hábiles en movimiento. Se conectan y enraízan con la tierra con la que mantienen una apreciación del cuidado de la misma.

La serie Líquenes está realizada con técnica mixta. Acrílico, tintas pigmentos y temple en diferentes formatos.  Los papeles son reciclados excepto el de tamaño de 120 x 120 cm que es papel de bambú adquirido para la muestra. Técnicamente, por el carácter de la propuesta expositiva, investigo en el proceso ilustrativo y hago uso de avisperos como medio de estampación y creación de textura.  La temática de Los líquenes hace alusión directa al concepto de simbiosis ya que en su origen el liquen es producto de la suma de un hongo y de un alga convirtiéndose en un organismo que excede las características de su composición.

La pieza de videocreación Viaje al origen narra de forma cíclica el  periplo en que se ve envuelta la semilla desde su origen hasta poder aterrizar en el suelo apropiado. El  video se ha realizado en base a una performance de Sabina Pérez en un entono natural.

Devenir jardinerx planetarix, del 1 al 25 de febrero 2024

Espacio Lavadero, Granada

Sobre el origen. Primeros proyectos

En el anterior post hice referencia a la importancia que tenía mi vinculación con el territorio y la influencia que ha tenido en gran parte de los proyectos que he realizado.

Desde hace más de veinticinco años vivo en la montaña. La facilidad de integrarme en este medio procede de la infancia. Cuando era pequeña caía con frecuencia enferma y en casa decidieron que el campo me pondría fuerte,  por ello y por otro cúmulo de circunstancias,  mis padres me enviaban a Sierra Morena en continuas ocasiones.

Esa aproximación tan directa al medio natural,  a la apreciación de formas, colores, aromas… quedó impregnada en mi mirada.

Cuando comencé a trabajar en los primeros proyectos plásticos  recurrí  a ese imaginario creando recortes compositivos en los que la materia orgánica como cortezas de árboles, pitas, estructuras de chumberas, diferentes tierras junto al color forman el eje de investigación.

material para crear cuadros de arte

Selección de material en el taller

El proceso creativo daba comienzo con la búsqueda del material. Tenían que proceder de residuos  de árboles o de plantas muertas. Como una oteadora que busca los rastros o señales me adentraba en los campos para encontrar el material adecuado. La extracción del mismo, la clasificación, ordenación sería el posterior paso a realizar en el estudio. Fue un proyecto largo en el tiempo, más se diez años trabajando y desarrollando piezas muchas de ellas a gran formato.

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Detalle de composición.